Llegar a ser uno es la meta de la vida humana. Orígenes y
Gregorio Niseno distinguen un ser andrógino en el primer hombre creado a imagen
de Dios. La deificación a la cual el hombre es convidado le permite hallar de
nuevo tal androginia, perdida por el Adán diferenciado y restablecida gracias
al nuevo Adán glorificado. … La androginia aparece como un símbolo de
divinidad, de plenitud, de autarquía, de fecundidad, de creación. La
bisexualidad divina se extiende a todos los grados de la participación. …La
androginia aparece también como un signo de totalidad; restaura no solamente el
estado del hombre original considerado como perfecto, sino el caos primitivo
anterior a las separaciones creadoras; un caos que esta vez se ha vuelto
ordenado, sin haber perdido nada de su riqueza, ni haber roto nada de su
unidad. …Lo masculino y lo femenino no son sino uno de los aspectos de una
multiplicidad de opuestos llamados a interpenetrarse de nuevo. …La Piedra
filosofal se llama Rebis, “el ser
doble… o el andrógino hermético… Rebis
nace como consecuencia de la unión del Sol y de la Luna, o en términos
alquímicos, de la unión entre el azufre y el mercurio”. …Toda oposición está
llamada a abolirse por la unión de lo celestial y lo terrenal realizada por el
hombre, cuya potencia debe ejercerse sobre el cosmos en su totalidad
(Chevalier, 1999)
Desde el punto de vista de las ciencias humanas, y
particularmente de la Psicología Analítica de C. G. Jung, esta concepción ha
estado ligada al tema central de la totalidad del alma y del ser humano, ya que
la tensión entre los dos polos no está siempre revestida de una significación
sexual y que ella puede ser también interpretada según otros pares de opuestos
donde las imágenes sexuales no serían más que los significantes. En la
imaginería alquímica notablemente, el andrógino encarna los dos elementos
originales que son azufre y mercurio (palabra por palabra “el azufre y el
mercurio”, en sentido figurado “lo que arde y lo que fluye”): ellos están
presentes en la materia original que constituye el punto de partida de la Gran
Obra y después de una serie de purificaciones permite obtener la “piedra
filosofal”, ellos representan la totalidad ideal. … La figura del andrógino expresa
siempre la vuelta a la unidad original, a la totalidad del mundo paternal y
maternal en su perfección divina donde se disuelven todas las oposiciones. La metamorfosis
de Ovidio cuenta la historia de Hermafrodito donde el cuerpo está siempre
fundido con el de la ninfa de las fuentes que se llama Salmasis; todos aquellos
que venían a bañarse en la fuente se transformaba a su vez en hermafroditas
(hermafrodito). Este tema ha golpeado bastante la imaginación humana por estar ampliamente
tratado a través de los siglos y los cambios de cultura: Pierre Le Loyer en el
siglo XVI, Tristán el eremita en el siglo XVII lo vuelven a utilizar en sus
obras y la imagen del andrógino hará un retorno con mucha fuerza en la poesía
romántica, pero sobre todo en la simbolista (Biedermann, 1989)
El Hermafrodita es una imagen que proviene de la alquimia y se
hace posible, desde un plano interior, después de años de diferenciación: o
sea, años de cortar, oponer y discriminar (Bly, 2004)
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